¿En contra de qué voluntad divina atentan los pecados del festín? Un plato grande que rebosa locura y parsimonia.
El festín de los pecados abandona el recurso hablado y minimiza los elementos escenográficos para apelar así, a provocar, a las sensaciones, artilugios propios del teatro clown.
Intervienen desde el público para empezar a rodar. Convierten las butacas en escenario. Miradas incisivas.
La posesión, la envidia, el egoísmo, lujuriosos movimientos, el placer de cualquier cosa, con cualquier cosa, para cualquier cosa. Filias.
Mediante los sonidos de sus propios cuerpos y elaborados, en repeticiones y a destiempo, los tres personajes en escena, como punto a favor de la puesta, logran incomodar y provocar al espectador. Un arte que genera reacciones físicas es un arte que funciona al doble.
El festín de los pecados, te pica las costillas, es un dolor interno en la nuca que oprime. Es también la nerviosa risa y los ojos bien abiertos al pecado. A los pecados que representan Yadira Buendía, Julio Perea y Misuki Takaya, mismos que dirigen en colectivo la puesta. Cachora Solar, se llama su proyecto de teatro.
La labor gráfica forma también parte importante del universo de El festín de los pecados, este es un trabajo de Roberto Carretas.
Un día más de la Muestra Estatal de Teatro 2016 en el Teatro Íntimo Xiconténcatl Gutiérrez desde las 18:00 horas y en el Teatro de la Ciudad, con función a las 20:00.