La tarea de un actor es estar siempre en su interior: Cutberto López Torres
Carlos Sánchez
Desde niño en los escenarios. Como espectador, como actor. Recorrer los caminos que la vida y la familia le trazaron.
Luego vino la adolescencia. Tomar una cámara fotográfica y retratar las obsesiones. Posteriormente la concentración en su vocación: el teatro. Dirigir, montar, actuar.
Cut López tiene en sus ojos el destello de la pasión. En las palabras toda la energía; como si deseara decirlo todo.
Hoy que es víspera de su más reciente montaje, R y J, el cual tiene temporada breve en el Teatro Emiliana de Zubeldía, nos responde algunos de los cómo y por qué. Para qué.
--Aunque a veces la familia no pretenda heredarte los oficios o la vocación, pero del contexto y entorno no te puedes salvar en tu historia y tu formación.
--No. Pareciera que a veces habemos personas que cargamos con un tipo de karma que da la vida y en mi caso me tocó de las dos, porque ser hijo de teatreros me trajo a mí cosas buenas y malas, y de entre las malas, las mejores.
--Cut López es hijo de Cutberto López, dramaturgo, director de teatro, y de Any Torres, directora también, promotora, gestora, gente de teatro, los dos, y de mucha trayectoria.
--Siempre he pensado que el teatro te otorga la posibilidad de un desarrollo, no solo intelectual sino emocional, con mucha más cercanía a la introspección.
--Sí. De hecho cuando trabajo con mis actores hay muchas cosas de las que hablo cuando buscamos emotividad, y entre esas cosas les pido que no manejemos la estridencia, que no hagamos la emoción hacia afuera, que busquemos siempre hacia adentro, porque la tarea de un actor es estar siempre en su interior, buscando posibilidades suyas. Ser actor es ser mago de tus memorias emotivas. Esa mochilita que uno carga como actor, de memorias emotivas y de cosas que uno va guardando. A mí como actor personalmente me divierte, me encanta esta sicovida que lleva el actor, esta combinación rara de ver el mundo a través de dos cosas, de tu mente y tu emoción, saber cómo se va emocionando tu cuerpo, cómo se va sorprendiendo con las cosas.
--¿Y las memorias emotivas las utilizas en el momento de actuar?
--Yo sí y trato de identificar incluso cómo se emocionan las otras personas que veo en la calle y cómo eso a mí me emociona, porque entonces veo mi mundo como público, para yo entender la actuación, entonces si algo me emociona en la calle, trato de guardar eso que me emocionó para reproducirlo en algún momento, porque al final de cuentas a eso es a lo que va el público: a ver cómo Cut López hace a Juan, no va a ver a Juan, va a ver cómo el actor se cuestiona y cómo resuelve los problemas de Juan, y luego ya apropia a Juan para que pueda vivir ese personaje. Es un poco como la técnica que personalmente uso para actuar: no ser Juan, sino más bien ser Cut y que el público se entretenga viendo cómo Cut resuelve ese Juan.
--Tienes definidas tus herramientas como actor, y al momento de dirigir, ¿cómo lo desarrollas para estimular a tus actores?
--Es un gran puente que uso cuando actúo y ejecuto. Regularmente estoy abierto a cualquier posibilidad de lenguaje y propuesta; cuando uno dirige tiene la posibilidad hacer su lenguaje y uno tiene que hacer su propuesta, esa es la diferencia, y yo trabajo más bien con lenguaje cuando dirijo. Como director no busco trascender tanto en las emociones como cuando actúo, como director busco un lenguaje y una propuesta.
--Háblame un poco de R y J, tu más reciente dirección.
--Es sobre Romeo y Julieta, y surge de mi intención de hacerla (con adaptación de Mónica Perea). Es una puesta en escena con un lenguaje coloquial, callejero, me gusta eso, porque soy una persona que también se dedica al rap, a la cosa urbana y me dije: vamos a combinar las dos propuestas a ver qué pasa al contar un Romeo y Julieta con una estética mucho más pandillera, más urbana, mucho más llegada a lo coloquial. Y nace la necesidad también de agregar técnicas actorales. Me gusta como director trabajar el teatro con propuestas y entrenamiento del actor. Esta puesta está hecha con entrenamientos y trabajos biomecánicos, coreografías, con movimiento, es una obra de movimiento, con cardumen, con seis chavos que se mueven en escena con máscaras, hay música en vivo, es una propuesta contemporánea, postmoderna, que cuenta la tragedia con índole totalmente contemporánea.
--Te interesan los temas actuales, lo digo pensando en que constantemente se montan clásicos respetando el texto original, sin adaptar.
--Las nuevas propuestas buscan complacer, y tiene que ver con una necesidad apoyada, pareciera que llevar al público al teatro se vuelve como una cosa meramente técnica y monótona, y por eso uno se vuelve complaciente al hacer teatro para complacer a la gente, hacer chistes para hacer reír; muy pocas veces uno hace chistes para reírse uno mismo. Lo que propongo yo es muy padre, porque me gusta trabajar con jóvenes recién egresados de la academia, para entrenarlos y empezar a crear nuevos lineamientos, nuevas propuestas para ellos mismos; que crezcan ellos primero con el montaje y ya creciendo ellos complazcan al público, es un poco esto como la metáfora de Juan y Cut, que no van a ver a Romeo en escena, sino más bien cómo va Daniel (que es el protagonista haciendo a Romeo), con coreografía, con movimiento, con algo que no se hace muy seguido y hoy lo hace. Entonces esa gota de sudor, el cansancio del actor, es lo que me gusta para que el público vea que es una labor, que es teatro físico.