Boletín ISC No. 034 / 27 de enero / 2015:Bienestar, crecimiento y desarrollo
El basurero de ritmos
Carlos Sánchez
En el umbral del Templo, Leonardo con sus cuatro años de existencia, crea ritmo de maracas con dos tabachines. De la mano de David Espinoza (clown, actor, músico), Leonardo deja de ser un espectador y se adhiere a la función de la tarde.
El basurero de ritmos es el acto donde una cubeta funge como percusión, dos pedazos de madera son el ruido que marca la pauta para la siguiente nota, un costal se convierte en chistera y los elementos para construir el espectáculo se disponen.
Espectadores que salen al paso, la calle una oferta para el arte. La banqueta de la Plaza de Armas, la mejor de las localidades en el marco del Festival Alfonso Ortiz Tirados, XXXI edición.
Dice David Espinoza que este proyecto surge en 2002, cuando trabajó con el clown Aziz Gual en el Festival Cumbre de Tajín durante cuatro años: “Con él me acompañé en esa parte del teatro de calle, después este personaje, de El basurero de ritmos, lo fui puliendo y en 2012 me fui al Festival de Jazz de Montreal a trabajar con el circo Solei.
--¿Cuáles son los objetivos de este espectáculo?
--Demostrarle a la gente que con cualquier instrumento se puede hacer música, y que con cualquier instrumento musical también se puede generar una historia para hacer reír.
--¿Cómo es que inicias con esta disciplina?
--Básicamente soy músico, estudié en la Escuela Nacional de Música en la UNAM, hice licenciatura, a la par estuve estudiando teatro, pero antes, en Culiacán, de donde soy, desde los dieciséis años empecé con el rollo actoral.
--No es nada fácil lograr una comunión con el público, ¿cuáles son tus estrategias para que esto ocurra?
--La estrategia es el personaje y el estímulo que me da la gente para yo improvisar y consolidar un tema.
--¿Cómo han sido estos días de Festival?
--Me siento muy contento, orgulloso de estar en un Festival que sabemos existe desde hace 31 años, me parece muy importante que Sonora tenga un Festival con estas características, y ser yo parte del elenco me hace sentir sumamente feliz.
--¿Cuáles son los detonantes que te llevan a los temas que interpretas?
--El detonante es el instrumento y las cosas que sé hacer como percusionista. Puedo tocar una lata y hacer un tema de esa lata, puedo agarrar un garrafón y hacer un ritmo brasileño y a partir de ahí generar una historia. Creo que es el ritmo lo que me genera la historia.
--¿No te amarraron las manos de chiquito?
--Curiosamente, no. Al contrario, tuve la gran fortuna de que mi familia me apoyó desde morro, mi mamá, mi hermana Dolores, mi padre, todos ellos le dieron rienda suelta a mi locura.
--¿Cómo fue tu primer contacto con la música?
--A los cuatro años, mi abuelo Martín Sánchez Castañeda, era bohemio, era amigo de Pedro Infante, de gente que ayudó a Pedro Infante cuando se fue de Guamúchil a Culiacán, y mi abuelito me enseñó a tocar la guitarra a los cuatro años, y creo que Martín, mi abuelo, fue quien me metió en este mundo tan increíble.
Al final de la función, Leonardo y sus cuatro años de existencia, imprime en su emoción y la memoria esta tarde de lunes, la cual, probablemente, permanecerá en él por el resto de su vida. Bendita música.