Boletín ISC No. 030 / 28 de enero / 2014:Austeridad, transparencia y buen gobierno
Trío Primavera
Carlos Sánchez / sonarquevemos@gmail.com
Aquí las máscaras, los colgantes, collares. Aquí el arte culinario: wakabaki, carne con chile, tortillas de maíz, de garbanzo, gorditas y café colado.
Es la manifestación indígena dentro del Festival Alfonso Ortiz Tirado. Aquí la música y en lunes por la tarde, el Trío Primavera ameniza para los comensales.
Cantan en lengua mayo, en castellano. Tocan acordeón, bajo sexto y bajo. Sus integrantes son: Juan Seboa, Fernando Cienfuegos y Esteban Seboa; vienen de un pueblito que se llama La Primavera, aunque ellos son de Huepaco.
“Pero nosotros nos identificamos con el pueblo La Primavera, por eso nos llamamos Trío Primavera”, dice Juan Seboa, vocalista y bajo sexto.
Vienen al Festival a ofrecer su repertorio y también, ya en la inercia de la vida, esta conversación. En el preámbulo de su presentación conversamos con Juan.
--¿Las canciones que ustedes cantan en lengua mayo se las enseñaron sus papás?
--Así es, pues yo escuchaba a los viejitos que cantaban canciones muy viejas, en dialecto, muy bonitas. Ahora que las cantamos hay algunos que no le entienden, por eso cantamos una parte en español y otra parte en lengua mayo.
--¿Podría contarme alguna canción?
--Por ejemplo tenemos La Meregilda, donde un señor se casa con una muchacha y se la lleva para Guaymas, pues resulta que allá la señora miró a un yori y le gustó, dejó al yoreme y se juntó con el yori, y ahí lo dejó al amigo y él se quedó triste porque lo cambió por un yori, de eso habla la canción, es muy bonita, una rancherita corridita, ahorita la vamos a cantar.
--¿Cuándo la escuchó por primera vez?
--Ahorita tengo 42 años y recuerdo muy bien que cuando estaba niño ya escuchaba esa canción, es muy viejita, me imagino que mi abuelo también la cantó.
--¿En su comunidad usted aprendió a tocar el bajo sexto?, ¿quién le enseñó?
--A mí no me enseñó nadie, allí donde vivo había muchos músicos norteños, yo me acercaba a ellos porque me llamaba mucho la atención un instrumento, siempre quise tener uno, me acercaba a tentarlo y me corrían, me decían: “no, niño, vas a quebrar algo, o lo vas a desafinar”, me corrían y ya cuando crecí tantito empecé a trabajar, me compré una guitarra y mirando aprendí solo como quién dice, pero sí una que otra cosa que me dijeron algunos músicos también se las aprendí y hasta ahorita gracias a Dios ando con la guitarra.
--¿Qué significa para usted y su trío participar en estas fiestas tradicionales en Álamos?
--Cuando me invitaron sentí mucho gusto y comenté a mis amigos y compañeros, y aunque teníamos mucho trabajo porque somos jornaleros y trabajamos en el campo, nos dimos tiempo para poder venir porque es muy bonita esta fiesta y todos los años venimos, siendo que ahí donde trabajamos nosotros, en el Centro Cultural del Júpare, hay muchos músicos pero nosotros nomás venimos para acá, año con año, porque se pone muy bonito aquí”.