La declaratoria de nuestro patrimonio cultural representa su protección y cuidado
Boletín ISC No. 119 / 18 de mayo / 2013: Año de la salud, educación y deporte
Una interesante charla sobre patrimonio cultural, identidad y legislación ofrecieron la antropóloga e investigadora del INAH, Raquel Padilla y el antropólogo René Córdova, dentro de las actividades del Festival Kino 2013.
La plática se realizó en el Palacio municipal de Magdalena, Sonora, y tuvo como tema central las facultades de los municipios de Sonora para que realicen la declaratoria de sus espacios y objetos históricos.
Raquel Padilla explica que la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos protege a los monumentos históricos inmuebles construidos en los siglos XVI al XIX, a los los muebles que se encuentren o se hayan encontrado en dichos inmuebles y las obras civiles relevantes de carácter privado realizadas en los siglos XVI al XIX inclusive, y aunque excluye los bienes posteriores al siglo XIX, por ejemplo los monumentos erigidos durante la Revolución, abre la posibilidad de que municipios y estados hagan sus declaratorias, tomando en cuenta las opiniones de sus comunidades.
Los bienes culturales son aquellos que conforman el patrimonio de una comunidad, independientemente de que las haya hecho un artista famoso, sólo basta con que sea un objeto importante y que como comunidad nos identifiquemos con esa obra, para que decidamos conservarlo, cuidarlo y protegerlo contra posibles daños y pérdidas. Los mapas y documentos también son parte de nuestro patrimonio, así como las danzas, cantos, costumbres, artesanías, porque nos hace distintos de otras naciones. Conocerlos nos ayuda a desarrollar una conciencia más aguda acerca de nuestras raíces y nos permite comprender la riqueza de otros pueblos y culturas.
Una manera de tener control sobre los monumentos históricos y arqueológicos, muebles e inmuebles, es registrándolos. Los inventarios de estos bienes los hacen arquitectos y arqueólogos del INAH –señala la investigadora-, lo que no significa que la institución se va a apropiar de estos objetos, sino simplemente que habrá un registro para su protección o restauración. También es importante porque en caso de robo, ya habrá una ficha con la descripción y fotografías del bien, lo que hará más fácil su localización.
Sonora ya cuenta con declaratoria de monumentos históricos inmuebles de la Cárcel de Cananea, el Templo misional de la Purísima Concepción de Caborca, el Palacio municipal de Guaymas, la casa del general Ignacio Pesqueira en Ures, el Templo de San Pedro y San Pablo de Tubutama y muy recientemente, la Escuela Internado Coronel J. Cruz Gálvez en Hermosillo cuya declaratoria está por emitirse.
René Córdova señala como tareas pendientes las declaratorias mundiales de la ciudad de Álamos, y de las misiones y presidios del desierto de Sonora y Arizona. “En un mundo donde tenemos acceso a información, vínculos, mercancías en tiempo real, es importante proteger los valores regionales y locales, porque son la prueba de que somos diferentes y que podemos aportar algo”.