La danza es arte y el arte una poderosa acción humana, Miguel Mancillas
Carlos Sánchez
Constante. La danza como proyecto vital. Bailar, dirigir, inventar. Miguel Mancillas ejerce el oficio de la creación a partir de los temas que le obsesionan. Y se hace la luz desde las ideas.
Desde cualquier parte del país donde se ejerza la danza, nomás al voltear a Sonora saben que Antares es institución, Miguel Mancillas es autor intelectual de lo que ocurre desde esta compañía; con él, esta conversación:
--¿Qué te significa llegar a los veinte años del Desierto para la Danza siendo protagonista?
Antares vio nacer el festival, creo que fue pertinente que surgiera. La actividad dancística en Sonora ha sido relevante a nivel nacional cuando menos, desde hace treinta años. Es un festival que significa muchos bailarines que han dejado parte de su vida en él, un gran esfuerzo de instituciones e iniciativa privada y el compromiso del público, que ha sabido estar presente y ser testigo de una manifestación artística tan diversa e inquietante como lo es la danza contemporánea.
Nosotros no siempre hemos participado en él, lo hacemos solamente cuando tenemos un programa que consideramos, cumple con el perfil de un festival internacional de danza.
--¿Cómo prevés el rumbo de este festival en aras de enriquecerlo?
El festival debe fortalecer su presencia en la comunidad que lo alberga, debe mantener una congruencia y seguir siendo pertinente, ampliar sus posibilidades de convocatoria tanto en la diversidad estética de su programación como en sus espectadores y lugares de presentación.
--¿Cuál fue la primera coreografía que montaste, que dirigiste, cómo se llamaba y cuál era el tema?
Fue en 1980, Dzulum, por influencia de Balún Canan, un texto de Rosario Castellanos (creo que tal vez duraría unos seis minutos). La idea era sobre una mujer que jugaba con la frontera entre la realidad y el sueño, una especie de ansias por morir. Al mismo tiempo hice Cables, un dueto de unos ocho minutos que bailamos David Barrón y yo, el punto de partida fue el amor y la vulnerabilidad, utilizamos las obras de algunos artistas plásticos para desarrollar las acciones. Siete años después, ya con Antares, esa coreografía entró al repertorio del grupo.
Creo que esos argumentos han sido una constante y siguen presentes en mis trabajos actuales.
--¿A la distancia cómo era el trabajo que se hacía en esos años y cómo es ahora?
Me parece muy difícil hacer una comparación entre el antes y el ahora, pues ha sido mi esfuerzo que lo que haga, sea respuesta a lo que estoy viviendo en lo individual, y en lo social. Así que te podría decir que es igual, sin embargo no dejo de notar que hay una tendencia a que el artista, el nombre y apellido, sea más importante que la obra que hace o incluso puede llegar a sentirse que son irrelevantes las razones por las que se convoca a un espectador.
--¿Qué es para ti la danza, cómo lo explicas, cómo te lo explicas?
La danza es arte y el arte una poderosa acción humana, reveladora y de una capacidad transformadora que no podemos eludir, que cruza tiempos, gustos, modas, egos. Celebro a diario haber caído en este camino, trato de honrar con todas mis capacidades el privilegio de dedicarme a la danza e intento no perder la posibilidad de admirarme ante el día a día. La danza te enfrenta cotidianamente a que existes y no nomás transitas.